Cuando buscamos un camino profesional, hay 3 aspectos a tener en cuenta: lo que me gusta, lo que se me da bien y cómo está el mercado de trabajo respecto a ésa ocupación.
Elegir una profesión que te gusta y que tiene pocas salidas es una decisión que sólo puede tomar uno, pero es importante ser consciente de las oportunidades que hay en el mercado para tomar una decisión correcta. En el caso de la ocupación de actor, en España, por ejemplo, sólo un 8% de los intérpretes pueden vivir de su profesión (El Mundo). Hay otros que tienen más suerte: lo que les gusta y se les da bien tiene más salidas. Otros van a lo práctico: eligen aquello para lo que son competentes porque tiene salidas aunque no sea su pasión. Todas las opciones son lícitas.
Lo que sí es cierto, es que cuando te gusta algo tanto como a Dustin Hoffman, es más probable que te haga más competente, ya que al disfrutar de tu trabajo es posible que le pongas más dedicación y horas de estudio y reciclaje. Supongo que todos quieren triunfar, pero si te apasiona tu trabajo, el mero hecho de hacerlo, ya es una recompensa. Eso es una ventaja añadida.
Cuando uno quiere su trabajo sólo para triunfar, tener fama, o poder, conviene preguntarse qué espera encontrar una vez lo haya conseguido: seguridad, admiración, ser querido…. O sea, las necesidades que te impulsan a desear esos logros, y tomar conciencia que son esas necesidades las que hay que cubrir. Si tu impulso es hacer un trabajo sólo para tener fama, quizá logres la fama, pero igual tu necesidad subyacente (tu “para qué hago esto”) siga sin cubrirse.
Howard Gardner ha estudiado las figuras de autores que revolucionaron sus disciplinas, como Freud (Psicología), Martha Graham, (Danza), Einstein (Física), Stravinsky (música), TS Elios (literatura), Gandhi (humanista) y Picasso (pintura). En su libro Mentes Creativas, expone cómo éstos autores realizan sus actividades por motivaciones intrínsecas, por puro placer. En esos momentos pueden entrar en un estado afectivo llamado “estado de flujo” donde están completamente absorbidos por la actividad que están desarrollando, sintiéndose vivos, realizados y envueltos en una “experiencia cumbre”.
Esto explicaría por qué éste tipo de personas continúan en ésta actividad a pesar de las frustraciones, retándose y elevando sus objetivos. Esa motivación intrínseca es la que puede provocar que se cuestionen su disciplina y que, incluso puedan renunciar a recompensas para avanzar a pesar de la adversidad. Aquí es donde éstos individuos pueden dar saltos creativos y ponerse como abanderados en su disciplina.
Sea como fuere, aunque no puedas dedicarte de pleno a algo que te gusta, eso no quiere decir que debas renunciar a ello por completo. Puedes dedicarle un mínimo tiempo al día, a la semana, o al mes para no desvincularte de ésa actividad e ir avanzando personal/ profesionalmente, aunque sea más lentamente.
¿Porqué deberíamos renunciar a hacer lo que amamos? Esto es lo que expresa Hoffman, cuando habla de Picasso y su necesidad de pintar aunque fuera con los dedos de su mano. Ésa fuerza confiere a quien la tiene una determinación mayor para superar adversidades en su disciplina. Lo cual da más oportunidades para resistir a los contratiempos, ir creciendo y lograr estar en el momento oportuno si sale una oportunidad para hacerte un lugar en tu profesión.
Un abrazo y hasta pronto! ;)