"Ahora no hay dudas científicas de que el cerebro funciona absolutamente diferente bajo el deseo y el querer que bajo el deber. Matemáticamente: si uno quiere, el cerebro te presta las neuronas, pero si uno ‘debe’ el cerebro se asusta y te da una o dos (...) Trabaja mucho mejor con todo lo que tenga que ver con él y su beneficio que si trabaja por los demás".
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