Frecuentemente, nos resistimos a aceptar que las primeras impresiones son las que cuentan. Contamos con un arsenal del argumentos: "las apariencias engañan", "lo importante es lo de dentro", "en una entrevista hay que demostrar lo que uno sabe, mi apariencia es lo de menos".
Las impresiones que nos llevamos de los demás son una combinación de imagen, comunicación verbal y no verbal. Nos guste o no, de manera consciente o inconsciente, transmitimos unas impresiones a los demás. Ya que comunicamos una impresión, por lo menos que sea la que nosotros queremos ofrecer.
Cuanto más se acerque la impresión que damos a lo que nosotros queremos transmitir, aumentará la probabilidad de conseguir aquello que buscamos (encontrar trabajo, por ejemplo). Eso se consigue precisamente, introduciendo cambios en los 3 elementos que comentaba anteriormente. Empecemos por la imagen:
En 1920, Edward THorndike estudió el Efecto Halo, un sesgo cognitivo, según el cual tendemos a pensar que lo bello o atractivo es bueno. ¿En qué se traduce? Por ejemplo, estudios han demostrado que las personas atractivas encuentran mejores trabajos y ganan más dinero.
Tal y como explica la profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania e investigadora del Centro de Neurociencia Cognitiva, Ingrid Olson: “Las personas atractivas son mejor pagadas, son consideradas más inteligentes y recibirán mejor atención en la mayoría de las facetas de la vida. Este favoritismo, aunque pobremente comprendido, parece ser innato e intercultural. Los estudios sugieren que incluso los niños pequeños prefieren rostros atractivos” (Brenda Zaniuk en //buscarempleo.republica.com).
Por tanto, dentro de nuestras posibilidades, sacar partido a nuestra imagen es uno de los factores para mejorar la impresión que ofrecemos a los demás.
En relación a la conducta no verbal, en los procesos de reclutamiento, Joan Riera (CEO de Active Development y profesor de ESADE) comentó en la ponencia impartida en BIZ Barcelona 2016, que casi puedes seleccionar a una persona según como camina o sube las escaleras. Recordar que, ante una discrepancia entre la conducta verbal y la no verbal, intuitivamente nos fiamos más de la no verbal (corporal) y del paralenguaje (tono, volumen, cadencia de la voz, etc).
Ante éstos datos, os paso este vídeo de Elsa Punset, donde nos explica- para nuestro alivio- que no hace falta ser exactamente guapo para causar buena impresión; los escasos segundos que necesitamos para obtener una impresión de una persona; lo difícil que es cambiar ésa primera impresión y trucos para mejorar la sensación que transmitimos a los otros.
Espero que os sea de utilidad, un abrazo y hasta pronto ;)
Fuente Vídeo: Elsa Punset Oficial